La suscrita NATALIA RIVERA GRIJALVA, Diputada integrante del Grupo Parlamentario del Partido Movimiento Ciudadano de esta Sexagésima Tercera Legislatura del Congreso del Estado de Sonora, en ejercicio de las atribuciones previstas por los artículos 53, fracción III, de la Constitución Política del Estado de Sonora y 32, fracción II, de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, presento a la consideración de esta Asamblea la siguiente INICIATIVA CON PUNTO DE ACUERDO MEDIANTE EL CUAL ESTE PODER LEGISLATIVO RESUELVE EXHORTAR AL CONSEJO ESTATAL PARA LA PROTECCIÓN DE LAS MADRES JEFAS DE FAMILIA PARA QUE EVALÚE EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY DE PROTECCIÓN A MADRES JEFAS DE FAMILIA Y ANALICE LA VIABILIDAD DE INICIAR CON UN PROGRAMA EMERGENTE DE ASISTENCIA ALIMENTARIA PARA HOGARES CON JEFATURA FEMENINA EN SITUACIÓN DE DESEMPLEO, ASÍ COMO DE RETOMAR DE INMEDIATO EL PROGRAMA DE ESTANCIAS INFANTILES, lo anterior sustentado en la siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS:
Si alguien lleva tatuado en el alma el título de “guerreras”, es esa jefa de familia que lleva sobre sus hombros la doble responsabilidad de cuidar y proveer a sus hijos. Mujeres que, desde el esfuerzo diario, constante y valiente, y en la humildad y silencio propios del amor incondicional, no sólo llevan alimento al hogar, sino que son pilares de la conciencia y de la resiliencia de sus comunidades, al tiempo de mover con su trabajo y emprendimiento la economía local.
Nuestras jefas de familia son además educadoras, líderes comunitarias y agentes de cambio, enfrentando desafíos sin lamentaciones y transformando obstáculos en oportunidades y multiplicando milagrosamente los panes, para que lo poco alcance para todos.
Su papel es invaluable y merece no sólo nuestro reconocimiento, sino también nuestro firme apoyo. Más aún en estos tiempos en los que programas clave para las jefas de familia en México han sido eliminados, recortados o, en el mejor de los casos, sostenidos con presupuestos a la baja.
El sistema de protección social de nuestro país no ha estado a la altura de las necesidades de los hogares con jefatura femenina. La cancelación del programa de guarderías, los estragos causados por la pandemia en términos de empleo – que afectó el doble a las mujeres que a los hombres -, y los recortes a programas cruciales, dejaron a nuestras jefas de famlia en una situación de extrema vulnerabilidad de la que no se han podido recuperar del todo, y sin una red mínima de apoyo.
Un estudio de México ¿Cómo Vamos? revela que la pérdida de empleo durante la pandemia afectó desproporcionadamente a las mujeres, y más a aquellas con responsabilidades familiares. La falta de apoyo institucional convirtió lo que ya era un reto en una crisis, y la inseguridad alimentaria se recrudeció en los hogares dirigidos por mujeres, según reporta UNICEF.
Todo esto en un contexto de incremento de precios constantes en alimentos, medicamentos, útiles escolares, vestido, calzado, transporte y vivienda.
Y si perder el empleo para cualquier persona es una situación de por sí complicada, ahora imaginemos por un instante lo difícil que es para una jefa de familia.
Veamos dos escenarios extremos.
Si nuestra jefa de familia perdió un empleo de planta o bajo contrato por tiempo indefinido, en el que tenía seguridad social, acumulaba cierta antigüedad, recibía su pago vía nómina, tenemos una posibilidad razonable de que haya recibido un finiquito suficiente para solventar gastos esenciales al menos por dos o tres meses. Esto le daría oportunidad de buscar un nuevo empleo o iniciar diversas actividades en casa que le generen ingreso, sin la presión de no contar con dinero en la bola. Ahora bien, si esta madre trabajadora cuenta con una red de apoyo familiar sólida, cercana y disponible, la búsqueda de empleo sería menos complicada, al tener con quién dejar a sus pequeños.
En cambio, si se trata de la pérdida de un empleo informal o temporal, sin seguridad social, ni antigüedad, con ingresos a destajo, por comisión o por utilidad al final de la semana, la situación es más desafiante pues la jefa de familia enfrenta una incertidumbre económica inmediata. Ahora imaginemos que esta madre trabajadora tiene un hijo enfermo al que debe comprarle costosos medicamentos que no le proporciona el sistema de salud y una hija en secundaria que es constantemente acosada por los vecinos que viven en adicción. Agreguemos la ausencia total, tanto física como económica, del padre biológico, y sumémosle una familia alejada, disfuncional y de escasos recursos que también se encuentra en situación de desempleo
Esta valiente jefa de familia enfrentará de entrada el reto de llevar el sustento inmediato a casa y buscar con qué comprar el medicamento de su pequeño y con quién dejarlo encargado mientras busca empleo, al tiempo de ver quién protege a su pequeña de los malandros del barrio.
Nuestra guerrera enfrentará en su andar a reclutadores profesionales del acoso; peleará contra jefes de recursos humanos llenos de prejuicios por su situación familiar; repartirá solicitudes de empleo en todos lados, y escuchará una y mil veces «nosotros te llamamos». Pero ella jamás agachará la cabeza ante sus hijos ni ante nadie y su respuesta será siempre: «todo va a estar bien».
¿Cuál de estos dos escenarios será el más común?
Desafortunadamente el segundo, y es más común de lo que imaginamos. Pero aún en el primer caso, la jefa de familia tampoco la tiene fácil, pues aunque tenga un finiquito y una red de apoyo, se enfrentará a los mismos problemas al buscar empleo que la madre de familia que trabajaba en la informalidad.
Nuestros gobiernos han sido omisos en la atención de las problemáticas que enfrenta este segmento de la población que supera ya el 35% de los hogares en México, de acuerdo al INEGI.
Ello aunado al impacto de la cancelación del programa de estancias infantiles y de los recientes recortes a programas federales como el Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras; Salud Materna, Sexual y Reproductiva; Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas; Política de Igualdad de Género de la SEP, y otros programas relacionados con prevención de la violencia hacia las mujeres, y atención a víctimas de delitos, según reporte de la organización México Evalúa.
A pesar de los esfuerzos aislados en Sonora, como los apoyos para el emprendimiento de la mujer a través del programa estatal “Jefas Autogestoras” y el del municipio de Hermosillo “Maxi Apoyo”, éstos son insuficientes ante el escenario de alta vulnerabilidad en el que viven actualmente los hogares con jefatura femenina, particularmente los que enfrentan altos índices de carencia alimentaria.
Y aunque contamos con una Ley de Protección a Madres Jefas de Familia de aplicación estatal, a más de 15 años de su publicación sigue siendo letra muerta y lejos de convertirse en el eje de una política pública estatal y municipal, ha quedado como un recordatorio escrito en piedra de todas las promesas incumplidas a este segmento.
Por ello, con respeto y responsabilidad propongo que como Congreso exhortemos al Consejo Estatal para la Protección de las Madres Jefas de Familia, contemplado en los artículos 19 a 27 de la Ley de Jefas de Familia, para que se reúnan a la brevedad posible y de acuerdo a sus atribuciones analicen el cumplimiento por parte de las distintas dependencias y entidades estatales de las obligaciones que les impone la normativa.
A su vez, pedimos al Consejo se analice la viabilidad de iniciar con un programa emergente de asistencia alimentaria para hogares con jefatura femenina en situación de desempleo, así como la oportunidad retomar de inmediato el programa de estancias infantiles.
Compañeras y compañeros diputados:
Es momento de honrar nuestras promesas y hacer que la Ley cobre vida y cambie vidas. Es hora de que nuestras acciones como legisladores y como gobierno estén a la altura del ejemplo de lucha, entrega y determinación de nuestras jefas de familia.
Nuestro llamado es a la acción inmediata, al compromiso real y a la solidaridad efectiva con estas guerreras que cada día salen a buscar lo mejor para por sus familias. Es tiempo de darles el futuro y apoyo que merecen.
En consecuencia, con fundamento en lo que establecen los artículos 52 y 53 de la Constitución Política del Estado de Sonora, someto a consideración de esta Honorable Soberanía el siguiente:
ACUERDO:
ARTÍCULO PRIMERO: El H. Congreso del Estado de Sonora exhorta respetuosamente al Consejo Estatal para la Protección de las Madres Jefas de Familia, para que se reúnan a la brevedad y de acuerdo a sus atribuciones de Ley analicen el cumplimiento por parte de las distintas dependencias y entidades estatales de las obligaciones que les impone la normativa.
ARTÍCULO SEGUNDO: Este Congreso reconoce los esfuerzos estatales y municipales en Sonora para apoyar a las jefas de familia, e invita respetuosamente al Consejo Estatal para la Protección de las Madres Jefas de Familia a analizar la viabilidad de iniciar con un programa emergente de asistencia alimentaria para hogares con jefatura femenina en situación de desempleo, así como la oportunidad de retomar de inmediato el programa de estancias infantiles.
ATENTAMENTE
DIPUTADA NATALIA RIVERA GRIJALVA